jueves, 3 de noviembre de 2016

Esteban Pavletich trujillo

Esteban Pavletich

Biografía

Nació en la ciudad de Huánuco en 1906, hijo de Esteban Pavletich Stiglich, un inmigrante yugoslavo, y Josefa Melida Trujillo Vega, nativa de Huánuco.
En 1925 fue representante de la Federación de Estudiantes de la Universidad Católica, lo que origina su temprano encarcelamiento en la Isla penal del Frontón y su posterior deportación a Panamá. Es allí donde comienza su peregrinaje, participando de diversos movimientos estudiantiles y sindicales de distintos países de Latino américa. En 1945 es elegido diputado por el Departamento de Huánuco, y luego desaforado por el gobierno entrante. Fue agregado cultural en las ciudades de Quito, Bogotá, La Paz y Santiago de Chile. En 1959, su novela "No se suicidan los muertes" ganó el Premio Nacional de Novela. Además, fue director del diario oficial "El Peruano" durante el segundo gobierno del presidente Manuel Prado.
Falleció en la ciudad de Lima el 8 de febrero de 1981Resultado de imagen para esteban pavletich trujillo




VIDA Y POLÍTICA
Desde muy joven, Pavle­tich incursionó en la actividad política. A los 17 años, en la Universidad Católica impul­só un movimiento estudiantil que, basándose en los códigos de la Reforma Universitaria propuesta por Gabriel del Mar­zo en la Argentina, buscaba ba­lancear el poder de la univer­sidad entre sus funcionarios y los alumnos; por esta iniciativa fue expulsado del claustro uni­versitario y no llegó a culminar sus estudios en letras.
Sin embargo, Pavletich si­guió en sus trece y luego de aquella experiencia, sirvió como vocero de los mineros explotados en La Oroya por la empresa Cerro de Pasco Co­pper Corporation, además de ejercer el liderazgo de los Inte­lectuales Revolucionarios en la Comisión Organizadora del Congreso Minero, actividades que motivaron su captura y posterior deportación a Pana­má en 1925.Resultado de imagen para esteban pavletich trujillo
Después de colaborar como secretario del revolucionario Augusto César Sandino y sus acciones libertarias en Nicara­gua y otros países de Centroa­mérica, José Carlos Mariátegui le envía una carta pidiéndole que retorne al Perú (el gobierno de Augusto B. Leguía había sido depuesto) e invitándolo a unir­se al movimiento que lideraba. Sintiéndose un Quijote, Pavle­tich empezó nuevamente a te­ner contacto con la clase obre­ra del Perú, específicamente de Huánuco. Por aquella época, contrajo matrimonio con Dina Blengery Espinoza con quien llegó a tener tres hijos.
Años más tarde, formando parte de la élite cultural del país, incursionó en la política peruana asumiendo postu­ras polémicas, siendo alaba­do por unos y criticado por otros. Ejerció cargos públicos: en el gobierno del presiden­te Manuel Prado fue jefe de Informaciones de Palacio de Gobierno y director del Diario Oficial “El Peruano”. Más ade­lante, bajo el gobierno de facto del general Manuel A. Odría, fue designado representante cultural en las embajadas de Bolivia y Colombia.
Además, fue candidato por Huánuco en las elecciones de 1945, pero dichos comicios fueron anulados al final. En 1956 volvió a postular a la cá­mara de diputados, también por Huánuco, sin ser elegido, pues la votación se inclinó por la lista de Manuel Prado, se­gún sostiene el abogado Jorge Espinoza Egoavil en el prólogo de la novela “No se suicidan los muertos”.
LITERATURA Y PENSAMIENTO
Esteban Pavletich no solo compartió su pensamiento me­diante la política o el activismo social, sino también con la lite­ratura. Por su obra se encuen­tran elementos indigenistas, históricos, reclamos sociales y posiciones políticas, tradiciones, descripción geografía, espiri­tualismo, entre otros aspectos, que caracterizan una propues­ta literaria y ensayística que registra su tiempo, su entorno y los avatares de la gente y sus héroes.
Llegó a posicionarse como uno de los intelectuales más grandes en la historia de Huá­nuco y el país al punto de ser condecorado con la Insignia de Caballero de la Orden de las Artes y las Letras en 1960, galar­dón que solo obtienen los máxi­mos exponentes de la cultura.
Una de sus más altas obras literarias y que retrata el lado oscuro de Huánuco, es su céle­bre novela “No se suicidan los muertos”, una historia terrible que ocurre en una hacienda ubicada en el valle Derrepente (entre Churubamba y Chin­chao). Al respecto, el escritor Luis Hernán Mozombite es­cribió: “Novela de naturaleza política e histórica con la que Pavletich desmitifica la figu­ra del político liberal Augusto Durand, mostrándolo como un gamonal despótico y cruel en sus haciendas, pero que se enmascaraba de demócrata y humanista ante la opinión pú­blica”.
Por esta obra, en la Pavle­tich aporta además una es­critura sencilla y fascinante, recibió el Premio Nacional de Novela en el año 1959.
En 1937, publica su ensa­yo “Autopsia de Huánuco”, en donde expone su visión sobre un Huánuco feudal y atrasado. Es una obra controversial y lle­na de rabia y fervor social por el que acusaron a su autor de antinacionalista y alborotador.
Pavletich, conocido por su perseverante activismo políti­co, dotado de una pluma capaz de transmitir sus pensamien­tos, conocimientos y emocio­nes más profundos, murió en Lima con las piernas amputa­das, dejando como legado una vasta obra y una trayectoria caracterizado por la acción y la búsqueda de la justicia.
OBRAS POESÍA
6 poemas de la revolución (1927)
Revelación de Kotosh (1964)
CUENTO
Tres relatos (1959)
Las Verrugas (1962)
El Pelado
NOVELA
Extraño caso de amor (1954)
No se suicidan los muertos (1957)
Leoncio Prado: una vida al servicio de la libertad (1939)
ENSAYO
Autopsia de Huánuco (1937)
Emiliano Zapata: precursor del agrarismo americano (1959)
Bolívar periodista (1960)
Un tal Gabriel Aguilar (1967)
La Picaresca y la Acética en la conquista de América (1990)

2 comentarios:

  1. Hola, y gracias por su escritura tan detallada. Estoy tratando de buscar más información sobre Pavletich, pero ha sido difícil encontrar fuentes. ¿Posiblemente tiene usted citas específicas para verificar este información, o tal vez leer más de lo que está aquí en este artículo? Lo agradecería mucho. Buenos dias.

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    1. (Para clarificar, con mi uso de la palabra «verificar», no tengo la intención de implicar que algo de la información aquí sea falso)

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